Hace 300 años desde que, estando en el altar mayor de su
capilla del Corpus Christi, la imagen del Santísimo Cristo de la Encarnación, o
de la Sangre, realizase un milagro que dejó maravillado a todo Moguer. Una
infinidad de acontecimientos, unos de feliz memoria y otros de ingrato
recuerdo, han acontecido desde entonces en nuestro pueblo. Y, pese a todo,
contrariando al natural olvido que el paso del tiempo impone a todos los
hechos, la memoria de ese acontecimiento tan portentoso nunca ha desparecido
del recuerdo de los moguereños. Son 300 años de devoción, de súplicas, de
ruegos al Señor de la Sangre.
Hoy en día, pese a todos los cambios y transformaciones
sufridas, Moguer sigue mirando sus manos y pies clavados, y su costado abierto,
pero sobre todo, sigue contemplando su rostro sereno de entrega voluntaria por
nosotros. En silencio, tapados, cargados con cirios, cruces y cadenas, cientos
de personas lo han acompañado cada Martes Santo. Ni la lluvia, ni el cansancio,
ni las obligaciones del mundo han podido jamás doblar la voluntad de sus
devotos y dejar sola su Imagen. Es una estampa que año tras año demuestra que
el cariño al Cristo de la Sangre sigue vivo y muy pujante.
Y así se pudo atestiguar en el día de ayer, donde en un acto sencillo, se bendijo el retablo cerámico del Señor de la Sangre, así como se colocó la nueva rotulación, pasando a llamarse Plazoleta "Stmo. Cristo de la Sangre".
Comenzó el acto con unas palabras del Sectrario de nuestra Hermandad, para ceder la palabra a la Concejala Paqui Griñolo, ante la ausencia por motivos personales del señor Alcalde, quien destacó la unanimidad de todos los grupos políticos en aprobar la colocación del retablo cerámico y la nueva nomenclatura de la Plazoleta. A la conclusión de sus palabras, destapó el azulejo con el nombre de la Plaza junto a nuestro Hermano Mayor.
Don José Manuel Raposo, Párroco de Moguer, tomó a continuación la palabra, y tras unas palabras develó, junto a nuestro Hermano Mayor y al ceramista, el azulejo, mostrando todos los asistentes una gran admiración por la belleza de la obra, como así demostraron dándole la enhorabuena al autor de la misma. Tras la bendición del azulejo por parte del Párroco, tomó nuevamente la palabra para antes de concluir, incidir en la significación del azulejo.
Concluyó el acto con las palabras del Hermano Mayor, quien mostró el agradecimiento a todas las personas que de una u otra manera han hecho posible la realización, colocación e inauguración del retablo cerámico y del cambio de nomenclatura de la plaza.
Al inaugurar y bendecir este azulejo, esta Hermandad no está
haciendo más que recoger materialmente la devoción que sus devotos sienten por
el Señor de la Sangre. La financiación de este retablo, que ha sido cubierta de forma completa y
en un período de tiempo sorprendentemente corto por muchos moguereños de forma
altruista, es otra muestra de este cariño. Hacia ellos, todos cuantos han
colaborado económicamente en su hechura, nuestro primer agradecimiento, porque
han hecho posible que este proyecto llegase finalmente a buen término.
Nuestra gratitud también para los vecinos de ese barrio, que
apoyaron de forma decidida con sus firmas el cambio de nombre de la plazoleta.
La respuesta fue inmediata y unánime a su favor. En estos días de adecuación de
la plaza y colocación del azulejo la ayuda de todos los vecinos ha sido
igualmente muy notable, mostrando un interés digno de todo agradecimiento.
Al Ayuntamiento de la ciudad, a su Alcalde y equipo de
gobierno, así como a todos los grupos políticos, que apoyaron el cambio de
nomenclatura de la plazoleta, mostrarle igualmente nuestro agradecimiento. Su
disposición ha sido también, desde el primer momento, decidida. Muchas gracias
por todo.
Agradecer también, como no podía ser de otro modo, a las
personas que han trabajado desinteresadamente en la confección y colocación del
pedestal del azulejo, al soldador, a los albañiles, electricistas, y todos
cuantos han puesto su trabajo de forma altruista al servicio de este objetivo.
Y agradecer en último lugar, pero no por ello menos
importante, al señor cura párroco de Moguer y a la Parroquia en su conjunto,
por la buena acogida que recibieron los planes de organización de este III
Centenario, y por la recepción de los cultos extraordinarios que comenzarán a
partir del día 29 en la iglesia parroquial.
Y para terminar, muchas gracias a todas las personas que
mantienen viva la llama del amor al Cristo de la Sangre, a sus nazarenos,
portadores y tambores, a cuantos le acompañan cada Martes Santo detrás de su
Imagen, y todos cuantos nos han transmitido esta devoción de siglos.